martes, 31 de agosto de 2010

COMO LOS BUEYES



En el año 1939, Alfredo Pohl, mi padre, tenía 11 años y trabajaba con mi abuelo en un aserradero.
Un tiempo antes habían llegado a Oberá, provincia de Misiones, provenientes de Suecia, dos misioneros Anderson y Johnson, con el objetivo de predicar el evangelio, siendo respaldados económicamente por la iglesia Asamblea de Dios Sueca.
Pero al poco tiempo debido, al comienzo de la segunda guerra mundial, desde Suecia se encontraron impedidos de hacer envíos de dinero al exterior y por esta causa estos misioneros quedaron sin su sustento económico.


Por este motivo la organización que los respaldaba les pidió que regresen a su país, pero ellos decidieron seguir adelante con su tarea misionera. Para poder seguir adelante acordaron que el hermano Johnson, que era casado con tres hijos, trabajaría en lo secular y de esa manera mantendría a su familia y al misionero Anderson y su esposa.

Johnson le pidió trabajo a mi abuelo, si bien no sabía nada sobre el oficio de la madera, el estaba dispuesto a aprender. Fue así que comenzó a trabajar en el aserradero ayudando a mi papá a cargar la madera en el carro para trasladarlas desde el monte hasta el aserradero.

Un día tuvieron que cargar una carga muy pesada para trasladarla hasta el aserradero y sucedió que atravesando la selva se encontraron que debido al gran peso de la carga las ruedas del carro se hundieron en la rojiza tierra húmeda de la selva, pero para sorpresas de ellos pudieron ver algo que los dejaría atónitos. Los mismos bueyes, por si solos, al ver que las ruedas se enterraban en el barro colorado y que de pie no podían hacer la fuerza suficiente para tirar del carro, se arrodillaron y comenzaron a tirar del pesado carro de rodillas hasta llevarlo a tierra firme; en ese momento el misionero Johnson le pidió a mi papá que detuviera el carro y bajándose el se aparto a unos metros de distancia y tirándose de rodillas a la tierra levanto sus dos brazos al cielo y exclamo en voz muy alta:
“Padre si los animales saben que para salir de una situación difícil es mejor de hacerlo de rodillas, cuanto más nosotros que somos tus hijos, perdónanos”


(Historia narrada por Martha Pohl de Caris, en la inauguración de la Iglesia “Puerta de Paz” de Ituzaingo)
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y
le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de
la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de
Dios Padre” Filipenses 2:9-11


HASTA LA PROXIMA VICTORIA!!!